Otro
8 más tomamos las calles… porque “todos los 8 defiendo mi
chocho”.
Y
en esta ocasión lo hacemos en el contexto de la precariedad laboral.
Estamos en un momento complicado, algún@s lo llaman crisis, nosotras
preferimos denominarlo “estafa”. Se destinan unos 220.000
millones de euros de dinero público a la banca mientras se aplican
recortes en educación, sanidad, ley de dependencia… y se suprimen
subvenciones. Y a todo esto le añadimos una reforma laboral con la
que se abarata el despido y se facilitan los motivos para aplicarlo,
se da manga ancha a los ERES (aunque la empresa tenga beneficios), se
puede rebajar el salario de los empleados por motivos de
competitividad…
Mientras
tanto, existen más de 6 millones de parados, un montón de jóvenes
que emigran a otros países para buscar trabajo y unas 256.000
familias que subsisten sin ningún tipo de ingresos en nuestro país.
Y viendo toda esta situación, apreciamos que las más vulnerables,
siempre, somos las mujeres.
Recortan
en la Ley de Dependencia… 4 de cada 5 personas que cuidan a sus
familiares son mujeres de más de 50 años y amas de casa. Sin
cotización, sin salario, sin tiempo para ellas mismas.
Las
empleadas domésticas no tienen derecho a paro, pueden recibir parte
de su salario en especie (es decir, cama y comida es descontada del
salario…), además de tener unos horarios de trabajo extenuantes,
sin derecho a horas extra, plus por trabajar por las noches, etc.
Aunque la teoría dice que tienen derecho a vacaciones y a día y
medio de descanso, la realidad es que la mayoría no se atreven a reclamarlas
por miedo a ser despedidas.
Los
trabajos feminizados están peor pagados que los realizados por
hombres. De media, un hombre en nuestro país cobra un 22% más que
una mujer.
Son
muchos los casos de mujeres embarazadas a las que despiden de su
trabajo, mientras que por otro lado ponen más trabas a la hora de
realizar una interrupción voluntaria del embarazo, limitando nuestra
libertad de decisión. La hipocresía es máxima: nos obligan a ser
madres al mismo tiempo que, si esperas un hijo, te echan de tu
trabajo. A muchas de nosotras nos han preguntado en las entrevistas
de trabajo si “deseamos ser madres”, “si tenemos pareja”, y
por supuesto si dos personas optamos a un puesto de trabajo, una
mujer y un hombre, el jefe elegirá al hombre porque
“normalmente disponen de más tiempo para dedicar a la empresa”
(palabras textuales de un directivo de una multinacional). Las cifras
son claras; el 97% de las que piden conciliar son mujeres.
Queremos
que los cuidados sean revalorizados en nuestra sociedad. Dar cariño,
cocinar, cuidar de los demás, es algo imprescindible… y esta labor
debe ser desempeñada por hombres y mujeres. Saber cocinar, escuchar
a los demás, preocuparse por la nutrición… son cualidades que
también deberían aprenderse en la escuela y aparecer en nuestros
currículos, porque son necesarios para garantizar la felicidad, ¡y
la supervivencia!
Por
eso: queremos una REVALORIZACIÓN de LOS CUIDADOS; que estos sean
garantizados por el Estado
(más ludotecas, escuelas infantiles públicas, guarderías en los
centros de trabajo, centros de cuidados a mayores, subvenciones para
l@s dependientes/as, que se cuente con ell@s en las labores del día
a día…), una
efectiva y real posibilidad de conciliación familiar y laboral,
aumento de la baja de maternidad para
garantizar una buena educación de nuestros pequeños, centros
educativos públicos y de calidad
(y por tanto, parar los recortes en educación), preocupación de los
médicos por nuestra salud… y para que ello sea posible, estos no
pueden contar con 3 minutos de consulta para cada paciente, se tiene
que contratar más personal sanitario, más material sanitario, en
mejores condiciones en los hospitales, un parto respetado…
Queremos
condiciones laborales dignas e iguales para todas y todos, queremos
que prime lo humano por encima de lo material en todos los aspectos
de nuestra vida cotidiana.
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